OBJETIVO: Descubrir cómo actúa el Espíritu Santo en
nosotros, para vivir una verdadera conversión, y a ejemplo de San Pablo (Saulo) nosotros
podamos sentir el llamado de Dios a una conversión profunda.
1.- ACTIVIDAD MOTIVADORA:
a)
Leer al frente la cita bíblica
(Hechos 2, 1-11).
b)
Conversar
entre todos:
¿De qué nos habla la cita del evangelio?
En nuestra vida diaria: ¿Cómo vivimos nuestro
Pentecostés? En comunidad: ¿Sentimos la presencia del Espíritu Santo?
2.- TEXTO DE
APOYO.
¿Quién es el Espíritu Santo?
<<Nadie puede decir:
“¡Jesús es Señor!”
sino por influjo
del Espíritu Santo>> (Co 12, 3). Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu Santo de su hijo que clama ¡Abba, Padre! (Ga 4, 6) este conocimiento de fe no es posible sino en el
Espíritu Santo. Para entrar en
contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el
Espíritu Santo. Él es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante
el Bautismo, primer Sacramento de la fe, la vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos ofrece por el Hijo, se nos
comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la Iglesia. (C.I.C
683).
El Espíritu Santo
coopera con el Padre y el Hijo desde
el comienzo del designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Pero es en los <<últimos
tiempos>>, inaugurados con la Encarnación redentora del Hijo, cuando el Espíritu
se revela y se nos es dado, cuando es reconocido
y acogido como persona. Entonces, este designio divino,
que se consuma
en Cristo. <<Primogénito>> y Cabeza de la nueva creación, se realiza en la
humanidad por el espíritu que nos es dado: la Iglesia, la comunión de los
Santos, y el perdón de los pecados, la resurrección
de la carne y la vida eterna.
(C.I.C 686).
¿Cómo actúa?
<<Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu
de Dios>> (Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace
conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a
sí mismo. Él que <<habló por los profetas>> nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a Él no le oímos. No le conocemos sino en la obra
mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone
a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos <<desvela>>
a Cristo <<no habla de sí mismo>>. Un ocultamiento tan discreto,
propiamente divino, explica por qué <<el mundo no puede recibirle, porque
no le ve ni le conoce>> mientras que los que creen en Cristo le conocen
porque él mora en ellos. (Jn 14, 17) (C.I.C 687). El Espíritu Santo que Cristo,
Cabeza derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica a la Iglesia.
Ella es el Sacramento de la comunión de la Santísima Trinidad con los hombres.
(C.I.C 747)
Dones y frutos del Espíritu Santo.
La vida moral de los cristianos está sostenida por los
dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al
hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Los siete dones del
Espíritu Santo son:
Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia,
piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo,
Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes la
reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Los frutos lo encontramos en Galatas 5; 22-23 : Frutos del
Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza.
La conversión de Pablo.
Saulo no desistía de su rabia, proyectando violencias y
muerte contra los discípulos del Señor.
Se presentó al sumo
sacerdote y le pidió poderes escritos para las sinagogas de Damasco, pues
quería detener a cuantos seguidores del camino
encontrara, hombres y mujeres, y llevarlos presos
a Jerusalén. Mientras iba de camino,
ya cerca de Damasco, le envolvió de repente una luz que venía
del cielo. Cayó al suelo y oyó una voz que le decía: <Saulo, Saulo, ¿por qué
me persigues?> Pregunto él: <¿Quién eres tú, Señor?> Y Él respondió: <Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Ahora levántate y entra en la ciudad. Ahí se te dirá lo que tienes que hacer.> (Hechos 9, 1-6)
¿Por qué Pablo (Saulo de tarso) perseguía a los
cristianos? Por la honestidad y coherencia de sus convicciones. Él procedía de
buena fe, en su celo persecutorio contra los cristianos, a los que consideraba
apóstatas (desertores) de la auténtica Ley Divina, y por consiguiente
culpables. Se sentía obligado a defender la pureza de su religión, que creía
contaminada del cristianismo.
Cuando alguien tiene una conversión como la de Pablo, pensamos que al cambiar de miras y
objetivos ya tiene un camino definido que él conoce a detalle y es capaz de
seguirlo con seguridad. No es así. Primero viene la conversión, donde recibe
tanta luz que queda como estático, sin saber qué hacer o qué camino tomar. Sabe que
ha cambiado profundamente, que lo que ayer le interesaba y lo consideraba
básico en su vida, en adelante ya no será importante, sino que lo rechazará y lo tendrá
por basura (flp 3, 8), y ahora tener por ganancia a
Cristo, sería su verdadera conversión.
El que ha sentido ese llamado debe estar abierto a la
misión que Dios le va a indicar, y eso lleva tiempo.
La gracia de dios no anula la personalidad del que la recibe, sino
que aprovecha las cualidades de la persona y las mejora, las ilumina y las
fortalece. El Señor necesitaba alguien del temple de San Pablo para predicar su doctrina y
convertir a los gentiles.
3) REFLEXIÓN
SOBRE EL TEXTO DE APOYO.
a)
Como en Pentecostés sentimos
ese llamado de misionar,
sabiendo que todos hablamos el mismo idioma. Esa es la riqueza espiritual de
Hogares Nuevos, pobres, ricos, no importa el País,
los Pueblos más alejados, lo importante es misionar, está la esquina,
hasta el confín
de la tierra.
b)
¿Cómo
comunidad es bueno trabajar día a día, los dones y frutos del Espíritu Santo? Y
llevarlos a cabo con nuestros hermanos, fortaleciendo nuestra relación siendo
piadosos principalmente con el que más lo necesita.
c)
Ahora es
un buen momento para reflexionar; ¿cómo matrimonio, como comunidad, nos preocupamos por vivir
una auténtica conversión, cuidándonos mutuamente por vivir en gracia,
frecuentando la confesión?
Ahora le
vamos a pedir en estado de oración, al Espíritu Santo: Impúlsanos a ser
misioneros de la familia invitando a matrimonios a hacer el Encuentro;
a llevar a nuestros hijos a realizar
sus Encuentros.
Todo esto nos ayudará por Gracia de Dios.
4) CONCLUSIONES
FINALES, PARA LEER EN EL TALLER,
Y SEGUIR REFLEXIONANDO EN CASA.
*Recibir el Don del Espíritu Santo. ya una vez convertidos y bautizados en el nombre de Jesús para el perdón de los
pecados, los nuevos creyentes reciben el don del Espíritu Santo regalo
que Dios mismo
ha prometido, pues el Espíritu
Santo, nos dice Pedro,
no es solamente para los apóstoles,
sino para todos los oyentes que acepten el testimonio de Jesús.
*La novedad, la buena noticia
ha sido que el Espíritu
Santo ha hecho nacer este Movimiento. Él lo CREO como una respuesta a
estos tiempos, como una primavera del Espíritu. Es un llamado de Dios en
Cristo, para que, desde nuestras familias, llevarlo
para bien de los hogares.
*Hogares Nuevos-Obra de Cristo, es grande, porque podemos
observar en muchos matrimonios hermosas conversiones, en donde corazones
indiferentes, y hasta rebeldes, se abrieron a la acción salvadora de Cristo. Y
a ejemplo de San Pablo van
descubriendo esa luz que nos llama a ser misioneros, a propagar su palabra,
para que cada vez haya más y más familias donde guiadas por el Espíritu Santo
vivan una verdadera conversión, llevando a
Cristo vivo en sus corazones.
Marcos Flores
OBJETIVO: Descubrir cómo actúa el Espíritu Santo en
nosotros, para vivir una verdadera conversión, y a ejemplo de San Pablo (Saulo) nosotros
podamos sentir el llamado de Dios a una conversión profunda.
1.- ACTIVIDAD MOTIVADORA:
a)
Leer al frente la cita bíblica
(Hechos 2, 1-11).
b)
Conversar
entre todos:
¿De qué nos habla la cita del evangelio?
En nuestra vida diaria: ¿Cómo vivimos nuestro
Pentecostés? En comunidad: ¿Sentimos la presencia del Espíritu Santo?
2.- TEXTO DE
APOYO.
¿Quién es el Espíritu Santo?
<<Nadie puede decir:
“¡Jesús es Señor!”
sino por influjo
del Espíritu Santo>> (Co 12, 3). Dios ha enviado a nuestros
corazones el Espíritu Santo de su hijo que clama ¡Abba, Padre! (Ga 4, 6) este conocimiento de fe no es posible sino en el
Espíritu Santo. Para entrar en
contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el
Espíritu Santo. Él es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante
el Bautismo, primer Sacramento de la fe, la vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos ofrece por el Hijo, se nos
comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la Iglesia. (C.I.C
683).
El Espíritu Santo
coopera con el Padre y el Hijo desde
el comienzo del designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Pero es en los <<últimos
tiempos>>, inaugurados con la Encarnación redentora del Hijo, cuando el Espíritu
se revela y se nos es dado, cuando es reconocido
y acogido como persona. Entonces, este designio divino,
que se consuma
en Cristo. <<Primogénito>> y Cabeza de la nueva creación, se realiza en la
humanidad por el espíritu que nos es dado: la Iglesia, la comunión de los
Santos, y el perdón de los pecados, la resurrección
de la carne y la vida eterna.
(C.I.C 686).
¿Cómo actúa?
<<Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu
de Dios>> (Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace
conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a
sí mismo. Él que <<habló por los profetas>> nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a Él no le oímos. No le conocemos sino en la obra
mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone
a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos <<desvela>>
a Cristo <<no habla de sí mismo>>. Un ocultamiento tan discreto,
propiamente divino, explica por qué <<el mundo no puede recibirle, porque
no le ve ni le conoce>> mientras que los que creen en Cristo le conocen
porque él mora en ellos. (Jn 14, 17) (C.I.C 687). El Espíritu Santo que Cristo,
Cabeza derrama sobre sus miembros, construye, anima y santifica a la Iglesia.
Ella es el Sacramento de la comunión de la Santísima Trinidad con los hombres.
(C.I.C 747)
Dones y frutos del Espíritu Santo.
La vida moral de los cristianos está sostenida por los
dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al
hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Los siete dones del
Espíritu Santo son:
Sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia,
piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo,
Hijo de David. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes la
reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
Los frutos lo encontramos en Galatas 5; 22-23 : Frutos del
Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza.
La conversión de Pablo.
Saulo no desistía de su rabia, proyectando violencias y
muerte contra los discípulos del Señor.
Se presentó al sumo
sacerdote y le pidió poderes escritos para las sinagogas de Damasco, pues
quería detener a cuantos seguidores del camino
encontrara, hombres y mujeres, y llevarlos presos
a Jerusalén. Mientras iba de camino,
ya cerca de Damasco, le envolvió de repente una luz que venía
del cielo. Cayó al suelo y oyó una voz que le decía: <Saulo, Saulo, ¿por qué
me persigues?> Pregunto él: <¿Quién eres tú, Señor?> Y Él respondió: <Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Ahora levántate y entra en la ciudad. Ahí se te dirá lo que tienes que hacer.> (Hechos 9, 1-6)
¿Por qué Pablo (Saulo de tarso) perseguía a los
cristianos? Por la honestidad y coherencia de sus convicciones. Él procedía de
buena fe, en su celo persecutorio contra los cristianos, a los que consideraba
apóstatas (desertores) de la auténtica Ley Divina, y por consiguiente
culpables. Se sentía obligado a defender la pureza de su religión, que creía
contaminada del cristianismo.
Cuando alguien tiene una conversión como la de Pablo, pensamos que al cambiar de miras y
objetivos ya tiene un camino definido que él conoce a detalle y es capaz de
seguirlo con seguridad. No es así. Primero viene la conversión, donde recibe
tanta luz que queda como estático, sin saber qué hacer o qué camino tomar. Sabe que
ha cambiado profundamente, que lo que ayer le interesaba y lo consideraba
básico en su vida, en adelante ya no será importante, sino que lo rechazará y lo tendrá
por basura (flp 3, 8), y ahora tener por ganancia a
Cristo, sería su verdadera conversión.
El que ha sentido ese llamado debe estar abierto a la
misión que Dios le va a indicar, y eso lleva tiempo.
La gracia de dios no anula la personalidad del que la recibe, sino
que aprovecha las cualidades de la persona y las mejora, las ilumina y las
fortalece. El Señor necesitaba alguien del temple de San Pablo para predicar su doctrina y
convertir a los gentiles.
3) REFLEXIÓN
SOBRE EL TEXTO DE APOYO.
a)
Como en Pentecostés sentimos
ese llamado de misionar,
sabiendo que todos hablamos el mismo idioma. Esa es la riqueza espiritual de
Hogares Nuevos, pobres, ricos, no importa el País,
los Pueblos más alejados, lo importante es misionar, está la esquina,
hasta el confín
de la tierra.
b)
¿Cómo
comunidad es bueno trabajar día a día, los dones y frutos del Espíritu Santo? Y
llevarlos a cabo con nuestros hermanos, fortaleciendo nuestra relación siendo
piadosos principalmente con el que más lo necesita.
c)
Ahora es
un buen momento para reflexionar; ¿cómo matrimonio, como comunidad, nos preocupamos por vivir
una auténtica conversión, cuidándonos mutuamente por vivir en gracia,
frecuentando la confesión?
Ahora le
vamos a pedir en estado de oración, al Espíritu Santo: Impúlsanos a ser
misioneros de la familia invitando a matrimonios a hacer el Encuentro;
a llevar a nuestros hijos a realizar
sus Encuentros.
Todo esto nos ayudará por Gracia de Dios.
4) CONCLUSIONES
FINALES, PARA LEER EN EL TALLER,
Y SEGUIR REFLEXIONANDO EN CASA.
*Recibir el Don del Espíritu Santo. ya una vez convertidos y bautizados en el nombre de Jesús para el perdón de los
pecados, los nuevos creyentes reciben el don del Espíritu Santo regalo
que Dios mismo
ha prometido, pues el Espíritu
Santo, nos dice Pedro,
no es solamente para los apóstoles,
sino para todos los oyentes que acepten el testimonio de Jesús.
*La novedad, la buena noticia
ha sido que el Espíritu
Santo ha hecho nacer este Movimiento. Él lo CREO como una respuesta a
estos tiempos, como una primavera del Espíritu. Es un llamado de Dios en
Cristo, para que, desde nuestras familias, llevarlo
para bien de los hogares.
*Hogares Nuevos-Obra de Cristo, es grande, porque podemos
observar en muchos matrimonios hermosas conversiones, en donde corazones
indiferentes, y hasta rebeldes, se abrieron a la acción salvadora de Cristo. Y
a ejemplo de San Pablo van
descubriendo esa luz que nos llama a ser misioneros, a propagar su palabra,
para que cada vez haya más y más familias donde guiadas por el Espíritu Santo
vivan una verdadera conversión, llevando a
Cristo vivo en sus corazones.
Marcos Flores

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