jueves, 15 de septiembre de 2016

¿Soy discípulo?

Iniciamos la reunión leyendo la siguiente lectura
Lc 14, 25-33
Como lo seguía mucha gente, Jesús se dirigió a ellos y les dijo:
-       Si alguno quiere venir conmigo y no está dispuesto a renunciar a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser mi discípulo.
El que no carga con su cruz y viene detrás de mí, no puede ser mi discípulo. Si uno de ustedes piensa construir una torre, ¿no se sienta primero a calcular los gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, si pone los cimientos y no puede acabar, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él, diciendo: <Éste comenzó a edificar y no pudo terminar>. O si un rey está en guerra contra otro ¿no se sienta antes a considerar si puede enfrentarse con diez mil hombres al que viene a atacarlo con veinte mil? Y si no puede, cuando el enemigo aún está lejos, enviará unos delegados para negociar la paz. Del mismo modo, aquel de ustedes que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo.
¿Qué dice el texto?
Se reflexiono y compartió que decía literalmente el texto.
¿Qué me dice a mí en mi corazón?
Y si lo llevamos a la comunidad… a nuestra comunidad… ¿Actuamos como verdaderos discípulos, o simplemente llegamos a ser discípulos?
Teniendo en cuenta lo que es ser discípulo, dejar todo, incluso a sí mismo, y entregarse a Dios, poner a Dios primero, implica abrirse a los demás, a dejar de lado la soberbia , el egoísmo de ser uno mismo… 

Después escuchamos la siguiente canción, y haciendo énfasis en la letra reflexionamos llegando a la conclusión de que somos nosotros mismos nuestros peores enemigos y también somos nosotros mismos los que nos ponemos trabas a la hora de realizar alguna actividad. 



“Y la prueba mas dificil, que se enfrenta en el camino es sin duda la batalla que se da con uno mismo”


Yamila Romanini| Agustin Psenda| Matias Seewald

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