Cuando Dios
creo al hombre, a su imagen y semejanza, lo está haciendo para que viva en
comunidad de amor; la primera comunidad de amor: el matrimonio (primera pero no
la única). Dios fue creando a través de la historia diversas comunidades de amor,
una de ellas la iglesia como por lo tanto también las pequeñas comunidades que
la conforman.
¿Que es
comunidad? (definición)
Una comunidad es un grupo de seres humanos que tienen ciertos elementos en común, tales como el idioma, costumbres, valores, tareas,
visión del mundo, edad, ubicación geográfica (un barrio, por ejemplo), estatus social o roles. Por lo
general, en una comunidad se crea una identidad común, mediante la
diferenciación de otros grupos o comunidades (generalmente por signos o
acciones), que es compartida y elaborada entre sus integrantes y socializada.
Generalmente, una comunidad se une bajo la necesidad o mejora de un objetivo en
común, como puede ser el bien común; si bien
esto no es algo necesario, basta una identidad común para conformar una
comunidad sin la necesidad de un objetivo específico. También se llama
comunidad a un conjunto de animales (o de cualquier otro tipo de vida) que
comparten ciertos elementos.
El verdadero fundamento de la comunidad
es el amor sobrenatural. La comunidad no puede ser una simple reunión de
conocidos o amigos, sino un conjunto de personas que desean amarse en Cristo y
por Cristo.
No es fácil hacer unidad, aunque es hermoso vivir en unidad.
No es fácil construir la unidad, aunque Cristo murió para que se viva en
unidad. Su ayuda, por lo tanto, no puede faltarnos.
Es fundamental que cada uno de nosotros entienda
perfectamente lo que es construir en torno a Cristo una comunidad. Antes que
nada, hay que saber que no existe una obligación de ley para integrar una
comunidad, pero si moral, porque la Fe no se puede vivir de modo aislado,
además, es imprescindible crear climas que favorezcan el cultivo de los valores
familiares, tan atacados en los tiempos que nos tocan vivir, no todos los
entienden. Hay que respetar procesos con mucha paciencia, y fundamentalmente presentando
una comunidad atractiva que invite a integrarla. Por supuesto, que al no
pertenecer de modo activo a la vida comunitaria se va perdiendo poco a poco el
espíritu de la Obra.
La comunidad en cristo se construye en torno a Él, no por
meras motivaciones humanas. Solo en Él y por Él se realizaran comunidades sólidas,
en las que todos los miembros se sientan integrados y amados.
Pero, debemos saber, que esta solidez necesita del
crecimiento personal y del comunitario.
Quien crece en amor y en sabiduría en la comunidad, hace
crecer a toda la comunidad. Graficándolo, si colocamos un pañuelo extendido
sobre una mesa y lo tomamos de una punta al levantar la mano la punta se va
elevando, y tras de ella el resto del pañuelo. Así, quien crece, hace crecer la
comunidad. Cada uno de los miembros de la comunidad es responsable de su propio
crecimiento y el de toda la comunidad. Hay quienes al hablar de la comunidad lo
hacen en tercera persona, como si estuvieran parados en la vereda de en frente.
Todos y cada uno hace la comunidad.
Demosno plenamente a
la comunidad. La comunidad solo puede dar lo que cada uno aporte.
A continuación vamos a enumerar las buenas actitudes para
poder formar una comunidad, y luego se nombraran las actitudes que pueden ser
muy peligrosas para el crecimiento de la misma.
Sinceridad.
“Viviendo en la verdadera y en el amor, crezcamos plenamente,
unidos a Cristo”. En muchas oportunidades, por falta a la verdad, una comunidad
no crece. No hay coraje para presentar un tema determinado, existe miedo a las
susceptibilidades, se busca no complicar las cosas, hay resignación y no se
habla el problema que puede surgir. La superficialidad ocupa su espacio, se
produce un ambiente viciado, aparecen secretos y se multiplican chismes.
Franqueza.
No significa expresar verdades subjetivas, sino desde el amor
buscar entre todos la verdad de modo permanente.
La franqueza no es licencia para decir lo que a uno se le
antoja, dondequiera, cuando quiera. Las palabras irreflexivas dejan cicatrices
profundas.
Humildad.
La mejor ropa para la construcción de una hermosa comunidad
es la humildad. Nada destruye la comunión tan rápido como la arrogancia, la
autocomplacencia y el orgullo empedernido. El orgullo construye murallas entre
las personas, en cambio la humildad genera puentes, tiende lazos de unidad. El
orgullo no da espacio ni a Dios, ni al hermano. La humildad no es creer que uno
es menos, sino concentrarse menos en sí mismo, y pensar más en los demás. Las
personas humildes se concentran tanto en el servicio a los demás, que se
olvidan de sí mismos.
Cortesía.
Ser amable, corteses, consiste en ser considerados con las
diferencias de los otros miembros de la comunidad, respetuosos con los
sentimientos de otras personas, y tolerantes con los que son más difíciles. En
toda comunidad, siempre hay alguien más difícil, o tal vez, más de uno. Estas
personas necesitan una ayuda diferente, una gracia especial, un cariño
extraordinario. Son una oportunidad para el crecimiento.
Sigilo
y confianza.
Los miembros de una comunidad necesitan ser aceptados
afectuosamente, poder compartir su intimidad es un ámbito de confianza,
sabiendo que lo que se comparte dentro de la comunidad no sale fuera, con
verdadero espíritu de respeto y sigilo. La confianza se genera en una comunidad
en la que no se generen chismes. “el hombre perverso siembra discordias, y el
calumniador separa amigos”. Los chismes provocan sufrimiento y divisiones, y
destruyen la comunión. Es señal de madurez, de parte de los miembros de una
comunidad, la sensatez, la confiabilidad, el ser sigiloso, el saber callar
cuando hay que callar y saber hablar cuando hay que hablar.
El sigilo es muy importante. Es saber guardar en el corazón
lo confiado en la reunión comunitaria, o en el contacto personal. La falta de
sigilo, no solo es una grave imprudencia, sino que, además, genera desconfianza
en la relación entre los miembros de la comunidad, impidiendo que cada uno
pueda abrir su corazón plenamente comenzando a sentirse incómodo.
Para construir una comunión genuina, madura y duradera, es
necesario que exista trato frecuente. Cultivar la vida en comunidad exige
tiempo. Hay que pasar tiempo juntos, para construir relaciones sólidas. Una
comunidad no se construye en base a “cuando podamos”, sino con la profunda
convicción que la comunidad es sumamente necesaria para el crecimiento de la
fe, el apoyo mutuo -bastón los unos con los otros-, la salud espiritual. Es
importante la reunión bastón para dialogar, pero también es importante reunirnos
para orar juntos, formarnos, organizar la misión evangelizadora. Para tener
comunión hay q invertir tiempo, requisito indispensable para la vida
matrimonial, el cultivo de la amistad, la construcción de la comunidad.
Subrayar
lo que se tiene en común, no las diferencias.
Dios hizo a cada uno diferente. Desde el nacimiento se
distingue cada ser humano una personalidad, un carácter, capacidades
determinadas.se crece con un trasfondo familiar concreto, una cultura que
modeló en varias faceras, una educación que marco. Por eso, es importante tener
en cuenta que Dios quiere la unidad, no la informalidad.
La división surge cuando se enfoca la diferencia, en cambio
la unidad se logra, cuando se concentra en el amor y en el cumplir la voluntad
de Dios.
Ser
objetivo en la relación entre expectativas y realidad.
Ser realistas. Es fácil desanimarse por la distancia entre el
ideal y la realidad de una comunidad. Sin embargo, se debe amar con pasión la
comunidad pese a sus imperfecciones. Quien anhela lo ideal mientras critica lo
real, está mostrando una señal de inmadurez. Todos los miembros de una
comunidad son pecadores. Por otro lado, conformarse con la realidad sin luchar
por el ideal, es señal de complacencia. La persona madura convive con esta
tensión. Siempre alguien nos defraudara o decepcionara, pero esto no es excusa
para no tener comunión con él. “con humildad y paciencia, sopórtense mutuamente
por amor” quien ama más el ideal de la comunidad que a la comunidad real, se
convierte en destructora de ella.
Tomar
la decisión de animar antes que criticar.
La palabra de Dios es muy clara en este sentido, insiste
mucho en la importancia de no criticar a los miembros de la comunidad, ni
compararlos ni juzgarlos. Siempre debemos alentar a los demás con palabras que
animan, que edifican, jamás derrumbarlos con críticas destructivas.
Negarse
a escuchar chismes, mucho más a repetirlos.
¿Qué es un chisme?
Es divulgar una información cuando uno no es parte del
problema, ni de la solución. Esto es grave, pero tampoco se debe escucharlos si
se quiere proteger a la comunidad. Escuchar los chismes es como aceptar algo
robado, convirtiéndolo a uno, también en culpable del delito. ¿Qué hacer ante
alguien que desea contar un tema del ausente? Responder con valentía: “no
necesito saber eso”. Las personas que cuentan chismes, también hablan mal de
ti.
¿Qué derecho tenemos de ventilar los problemas, pecados o
intimidades de nuestros hermanos? Acaso ¿tiene, quien escucha, la solución al
problema? Y si no tiene la solución del problema, ¿Qué sentido tiene
involucrarlo con elementos negativos o que desparraman negatividades, que no
son de Dios?
Usar el
método de la palabra de Dios ante los conflictos.
Cuando se descubre la falla del hermano, hay que conversar
con él; si no reacciona de modo positivo, y su falta influye en la comunidad,
se debe llamar a dos miembros de la comunidad y dialogar con el hermano en
falta. Es un método cargado de caridad.
Apoyar
a los Coordinadores de la comunidad.
No hay coordinador perfecto. Sin embargo, dios a través de la
comunidad, le dio la responsabilidad y la autoridad para construir y sostener
la unidad de la comunidad. En oportunidades, los coordinadores, debe resolver
conflictos mediando entre miembros que lo generaron o son inmaduros. Nada
grato, por cierto. Además, deben realizar la imposible tarea de que todos estén
contentos. ¡Ni Jesús lo logro!
Por eso, se protege la comunión cuando se honra, ayuda y
estima a los coordinadores de la comunidad. El desafío; proteger y promover la
unidad de la comunidad. ¿Qué se está haciendo para hacer que la comunidad sea
más cálida y fraterna? Hay personas que en la comunidad a la que pertenecen
esperan que alguien los ame. Todos necesitamos de amor. ¡Construyamos la
comunidad, ayudando a los coordinadores, y todos experimentaran el amor de Dios
derramado en los corazones!
Actitudes negativas:
Individualismo:
Es la propuesta del mundo de hoy, en el que se subraya el
individuo, y niega el ser persona. Todos somos individuos, es lo que hace que
cada uno sea diferente al ser del otro, cerrados en nosotros mismos, un todo
claramente identificable. El ser persona hace que nos relacionemos con los
demás, por estar abiertos con la oportunidad de encontrarnos con el otro,
compartir sentimientos, dialogar, escuchar, sentir-con, amar. El individualismo
hace que el hombre se cierre sobre sí mismo, conduciéndolo a un pragmatismo,
individual, donde el compartir vale en medida en que sirva para uno mismo. De
este modo cada uno se transforma en consumidor del otro. El individualismo
impide la concreción de la vida comunitaria. A quienes piensen en sí mismos, en
sus gustos, comodidades, propios proyectos, se le hará imposible la vivencia de
la vida comunitaria.
Pesimismo:
Algo sumamente negativo para una vida comunitaria son las
personas pesimistas. Todo lo ven negro. Ante una propuesta positiva, de
cualquier índole, siempre ponen palos en la rueda, argumentan que este no es el
momento, que no se puede, que no va a dar resultado, que no hay entrega. Son
personas que cortan las alas a los sueños y proyectos, y con esto se derrumba
la comunidad.
Tristezas
y pálidas:
Hay personas que con
actitudes que distan mucho de la experiencia de cristo resucitado, solo llevan
al seno de la vida comunitaria temas negativos. El mundo está lleno de
tristezas y pálidas. Los cristianos debemos vivir de un modo nuevo, diferente,
con la alegría que genera la resurrección del señor. Las personas que solo se
involucran en noticias tristes hacen que la comunidad no sea atractiva.
Miembros
con oportunidad de crecimiento que exigen igual respuesta de otros:
Hay quienes habiendo tenido la oportunidad de crecimiento, de
experiencia por los años trascurridos, exige a los demás la misma capacidad de
entrega. Esto es una causa que ah enfermado a muchas comunidades. Es una
profunda inmadurez, que denota incapacidad de empatía, de ponerse en el lugar
del otro. Todo necesita un proceso, un tiempo que permita el crecimiento.
Además, nada es igual entre las personas. Por esto, también debemos cuidarnos
mucho de las comparaciones. La única comparación que cada uno debe realizar, es
la de la propia entrega con la de Jesucristo, y analizar cuanto aún nos falta.
Celos:
Los celos destruyen comunidades. Los celos que, a veces, se
mezclan con las envidias, generan relaciones difíciles, en las que deben
cuidarse mucho las susceptibilidades. Los celos frenan a las personas que
tienen capacidades para ciertos temas, no desarrollándolos por miedo a que
otros se sientan incomodos. Cuando existe posibilidad, a las personas celosas y
envidiosas hay que enviarlas o integrarlas en comunidades o sub comunidades
diferentes.
Falta
de liderazgo:
Este aspecto es uno de
los más dolorosos para una vida comunitaria. La falta de líderes, se identifica
con la pérdida del motor conductor, de quien marca y recuerda permanentemente
la meta a alcanzar. Mucha gente – en la figura de un tren- son vagones, pero la
vida comunitaria, además de los vagones con las diferentes finalidades y
capacidades de cada uno, se necesita una máquina que los conduzca a destino.
Este es el fin del líder.
Cansancio
de líderes:
A los líderes hay que
cuidarlos, acompañarlos, apoyarlos, ayudarles, para que no se cansen. Los
líderes no necesitan puestos para actuar como tales. Son verdadera levadura en
la masa. Una comunidad mantiene su vivacidad en medida que cuide a sus líderes.
Ausencia
de convocatorias y/o falta de respuestas a estas:
Es claro que “camino
que no se recorre, se llena de yuyos”. Si una comunidad no se reúne, no genera
espacios de encuentro, indefectiblemente muere. Los miembros que no responden a
las convocatorias morirán en la inserción comunitaria. Nadie que viva aislado
podrá crecer en la fe, ni en una relación
de amor con los demás ni en la relación de fe con los demás, estos son
dos elementos esenciales para el sostenimiento de la integración comunitaria.
Ausencia
de fiestas:
Una comunidad que no
tiene motivos para festejar deberá plantearse si tiene motivos para vivir. La
vida implica celebrar y festejar. Hasta se festeja el mismo hecho del don de la
vida. Una comunidad tiene sobrados motivos para celebrar. El mismo hecho de ser
comunidad genera fiesta.
Conclusión:
La comunidad es el reflejo de las personas que la componen. Como son los
miembros de la comunidad así se muestra ella. ¿Quieren conocer su propia
comunidad? Mírense al espejo, indaguen en el interior de ustedes conózcanse a
sí mismos, y allí tendrán un fiel reflejo de la comunidad que están
construyendo.
Luciana Vilte Martín | Agustín Gogol

